¿Cómo llegaron ahí?: los pintorescos y “peligrosos” personajes de los medios
Por Franco Lattanzio
Los canales de televisión y radios en Argentina están llenos de distintos personajes pintorescos que, en algunos casos, carecen de formación profesional. Sin embargo, esto no es un impedimento para ellos a la hora de hablar de ciertos temas que requieren de un abordaje especial. Si bien esto le es rentable a los canales o programas en donde estos se desempeñan, en algunas ocasiones puede generar un impacto negativo en la sociedad que los consume.
El Dipy, Diego Díaz, Oscar Ruggieri, Rocío Oliva y Celeste Muriega, son solo algunos nombres de la larga lista de personajes que han desfilado por la pantalla chica y radio de nuestro país y que, por algún extraño motivo, tienen una buena recepción de una gran parte del público lo que, a su vez, genera que continúen en dichos espacios.
Más allá de cualquier barbaridad que puedan llegar a decir al aire, ya sea en un programa de radio (el Dipy), como panelista en un noticiero (Rocío Oliva y Oscar Ruggieri), o conduciendo un programa de televisión (Diego Díaz y Celeste Muriega), lo más grave y triste es que estos personajes le están sacando el lugar a aquellas personas que se han formado y que deberían estar ocupando esos asientos. Y no hablo solo de periodistas, sino que también me refiero a politólogos o especialistas en diversos temas que podrían estar explicando temas complejos con argumentos sólidos y desde el lado de la sabiduría.
LA RESPONSABILIDAD A LA HORA DE COMUNICAR
En un contexto en donde la sociedad atraviesa momentos difícil y enfrenta situaciones por demás complejas en el marco de la nueva forma de vida que nos propone la pandemia del Coronavirus, es importante entender que el abordaje de determinados temas de una manera irresponsable puede llegar a generar una ola de sensaciones que no aportan absolutamente nada a la responsabilidad social que hoy debemos tener ni a la situación emocional de cada individuo.
Cómo ejemplo podemos hablar del caso de El Dipy quién no solo se manifestó en contra de la vacuna rusa en programas de televisión sin ningún tipo de argumento sólido, sino que hasta sacó una canción contra la Sputnik V. Estas situaciones repudiables que lo único que hacen es restar, habla de una irresponsabilidad de parte de los medios de comunicación que le dan el espacio al cantante sólo porque le es rentable y porque comparten la misma ideología política. Estas aberraciones, lejos de ser castigadas por la irresponsabilidad son premiadas por los dueños de los grandes medios que le terminaron dando un programa de radio en Radio Rivadavia.
Otras de las declaraciones repudiables fueron las del conductor Diego Díaz, que dicho sea de paso no tiene ningún título periodístico para estar al frente de un programa de televisión, cuando dos días después del suicidio de Santiago “Morro” García hizo analogía del suicido al referirse a unos jugadores de Boca Juniors que habían publicado en redes sociales imágenes del festejo de un cumpleaños luego de una importante derrota del equipo.
Hace unos días se filtró un video del ex jugador en el programa 90 minutos de futbol burlándose del conductor Sebastian Vignolo cuando este contó que iba al psicólogo.
Para finalizar, la situación de Celeste Muriega y Rocío Oliva no puede ser pasada por alto; la modelo Muriega lleva ya varios meses al frente de un noticiero por la noche de Crónica TV y al igual que los personajes nombrados anteriormente, tampoco tiene un título periodístico que le de ese lugar. Lo mismo ocurre con Rocío Oliva, la ex mujer de Diego Maradona, quién en poco debutó con su una columna en un programa deportivo de C5N.
SIN SALIDA
Estamos atravesando un contexto en donde la radio y la televisión buscan competir contra el avance de las grandes plataformas digitales (como Netflix) y por eso intentan dar batalla con realities o dándoles espacio a estos payasos mediáticos, sin evaluar el costo que esto puede provocar. A su vez, dejan de lado a gente joven y formada que podría realmente generar buenas ideas y contenido para dar una pelea digna.